martes, 12 de marzo de 2013

La Gran Barrera de Coral en peligro

La Gran Barrera de Coral de Australia perdió más de la mitad de sus corales en los últimos 27 años.

El peculiar pez Napoleón se cuenta entre las miles de especies del arrecife. Fotografía de David Doubilet 

Amplias franjas de coral, visibles cerca de la costa oriental de Australia, separan la plataforma continental de las aguas más profundas y oscuras de mar abierto. Fotografía de David Doubilet

"Para mí los arrecifes son lugares para la soledad y la reflexión", dice el científico marino australiano Charlie Veron, que aquí, en la sección norte de la Gran Barrera de Arrecifes, admira un auténtico jardín de corales duros. "Sé que su existencia es frágil y temo por su futuro." Fotografía de David Doubilet

Las rítmicas corrientes que bañan la bahía Challenger zarandean un banco de borriquetes de bandas diagonales. Estos peces de labios gruesos pertenecientes a la familia de los hemúlidos salen a comer durante la noche, para lo cual buscan invertebrados en el fondo arenoso. Fotografía de David Doubilet

Un tiburón de puntas blancas atraviesa nadando la Great Detached Reef. Fotografía de David Doubilet

La sonrisa de un pez loro de seis bandas revela los potentes instrumentos que posee: unos dientes trituradores que arrancan las algas de las rocas. Aunque a veces son destructivos para los corales individuales, la acción de estos peces es beneficiosa para la colonia. Sin ellos, la proliferación de algas podría sofocar el arrecife. Fotografía de David Doubilet

Una o dos noches al año después de la luna llena, los inmóviles corales duros como Acropora millepora expulsan todos a la vez sus paquetes de huevos y esperma en una especie de estallido de desove masivo. Una vez asentados, los huevos fecundados pueden originar nuevas colonias. Fotografía de David Doubilet

Unas damiselas verdiazules se refugian en un pequeño bosque de corales duros de la Great Detached Reef. Sobre ellos pasan unos peces fusileros. Fotografía de David Doubilet

Peces cardenales pasan junto a una tortuga carey que reposa entre plumosos invertebrados llamados hidroides. Capturadas ilegalmente por su caparazón, las tortugas carey están en declive en todo el mundo. Alrededor de 3.000 desovan en el norte de la Gran Barrera. Fotografía de David Doubilet

Un pez payaso se asoma entre los tentáculos tóxicos de la anémona en la que vive. Fotografía de David Doubilet

Atraído por el olor de un cachalote muerto, un tiburón tigre de tres metros llega al borde del arrecife para darse un atracón de carne que flota a la deriva. Los trozos que no se coma caerán al fondo y alimentarán a los habitantes más pequeños del arrecife. Fotografía de David Doubilet

Un pepino de mar de medio metro expulsa miles de óvulos para que se los lleve la corriente. Estos parientes de las estrellas de mar, cubiertos de papilas sensoriales protuberantes, desovan masivamente, lo que aumenta sus probabilidades de éxito reproductivo. Fotografía de David Doubilet

Diminutos peces llamados cardenales resplandecen sobre el fondo de una gorgonia, o abanico de mar, en un arrecife del norte. Los tonos encendidos de los corales blandos probablemente advierten de su toxicidad a los visitantes tentados de mordisquear sus ramificaciones. Fotografía de David Doubilet

Un pez loro rompedor de coral y un mero (arriba) descansan cerca del fondo arenoso. Fotografía de David Doubilet

Esta imagen de satélite de la NASA muestra cómo la crecida de un río australiano arrastra gruesas plumas de sedimento (marrones, en el centro) hacia el mar en la zona de Queensland. Las grandes inundaciones de diciembre de 2010 y enero de 2011 enviaron una masa de agua de mala calidad a la zona de la Gran Barrera de Arrecifes. Todavía no se sabe cuáles serán las verdaderas consecuencias, pero la sobredosis de nutrientes podría atraer graves consecuencias. Fotografía de David Doubilet

Varios corales duros, en su mayoría Acropora, compiten por el espacio y la luz del sol frente a la costa de Cairns. Aunque son muy vulnerables a los cambios químicos del mar, estos corales, principales constructores de arrecifes en el Indo-Pacífico, han sobrevivido millones de años. Fotografía de David Doubilet

Las morenas se disputan un escondrijo en la bahía Challenger. Fotografía de David Doubilet

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