jueves, 13 de febrero de 2014

El tiempo está loco, loco, loco...

California sufre la peor sequía en 500 años. En la imagen, un pantano en San José (California). (Reuters)
Atípico es el adjetivo más utilizado este invierno por los meteorólogos. Pero para quien esté siguiendo con atención los fenómenos climáticos del arranque del año en todo el mundo el epíteto que viene a la mente es loco. California vive la peor sequía en 500 años, Canadá y el oriente de EEUU han tenido un inicio de año níveo y tan frío que el mercurio ha batido récords de hace 40 años. Reino Unido lleva semanas azotado por una sucesión de ciclogénesis explosivas sin precedentes que han provocado las mayores inundaciones de la historia del Támesis y el resto de Europa respira un invierno primaveral muy rico en lluvias, pero apenas sin bajas temperaturas. Tomando prestado el título de la célebre película de Stanley Kramer, el clima está loco, loco, loco.

¿Qué está pasando? ¿Es el cambio climático o de verdad el clima se ha vuelto loco? Los expertos coinciden en que no es posible aún responsabilizar al cambio climático. Pero aseguran que la causa de todo radica en el calentamiento del océano Pacífico.

El efecto que ha tenido el cambio de la corriente en chorro del Pacífico sobre Norte América ha sido devastador. (Reuters)
El sur de Reino Unido se inunda como nunca lo ha hecho, ciudades del norte de EEUU se congelan a menos de 40ºC bajo cero, los países nórdicos aún no han visto llegar las nieves y las bajas temperaturas propias de la época y el resto de Europa despacha el invierno como una suerte de primavera temprana. Y todo es culpa de un gran cambio en el Pacífico que ha potenciado la corriente atmosférica dominate sobre este océano, a miles o decenas de miles de kilómetros de todos los lugares afectados.

Un informe, realizado por el Met Office -la agencia meteorológica- y por el Centro para la Ecología y la Hidrología de Reino Unido con gran celeridad debido la presión generada por las inundaciones, sitúa las causas iniciales de todos estos cambios en una intensificación de la corriente en chorro del Pacífico. No es sencillo alterar este enorme corredor de aire que cruza esta gran masa de agua y normalmente sólo sucede cuando ocurren fenómenos globales como La Niña, un fenómeno climático que cambia la temperatura del océano.

Pero en este caso ha sido acelerado por las lluvias persistentes y acentuadas en Indonesia junto con un aumento de la temperatura del océano Pacífico en esta región. «La anomalía cálida del Pacífico le aporta a la corriente en chorro más energía y humedad», explica Ana Casals, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología. En otras palabras, el aumento de la evaporación en esta lejana área del Pacífico ha sido como la gasolina que necesitaba el fuego de la enorme corriente de aire que viaja hacia Norte América. Y el efecto que ha tenido esta mayor fuerza de la corriente ha sido devastador en Canadá y el oriente de EEUU. Según los cálculos de las autoridades estadounidenses, sólo en este país ha afectado a más de 200 millones de personas y los costes pueden superar los 5.000 millones de dólares (más de 3.500 millones de euros).

El efecto sobre el océano Atlántico

No obstante, sus consecuencias no se han quedado sólo en eso. Después de atravesar Norte América, esta corriente proveniente del Pacífico ha alterado también el chorro polar del Atlántico Norte (una calle que conduce los vientos que viajan a la máxima velocidad en las capas altas de la atmósfera sobre este océano y que es aprovechada por los aviones para ahorrar combustible en sus rutas transoceánicas). Y según el informe realizado por el Met Office, ha provocado que esta corriente de aire sea este invierno un 30% más potente de lo normal. «Además de ser más fuerte, este año ha coincidido la latitud del lugar de formación de las profundas borrascas que están llegando una detrás de otra sin descanso a Reino Unido y que nos están afectando también en España», afirma Ana Casals.

Los frentes provenientes del Oeste durante todo el inicio de año son el último ingrediente que falta en el cóctel del extraño invierno que recorre Europa. «Cuando vienen del Oeste nunca son fríos», dice Casals.

Mientras Europa nada entre las aguas de un invierno con precipitaciones de récord. Otros rincones del mundo atraviesan severas sequías que amenazan con la guadaña de la escasez. California es conocido en EEUU como el Estado dorado (Golden State), pero en los últimos meses su color áureo se está tornando cada vez más marrón. Un sobrio marrón pajizo en pleno febrero. La transformación se entiende cuando se miran los datos recogidos por la Agencia Nacional para la Atmósfera y el Océano (NOAA, por sus siglas en inglés) y por el Departamento de Agricultura de EEUU: el 62% del territorio de California -el tercer estado más grande de EEUU tras Alaska y Texas y con una extensión tan grande como Suecia- se encuentra en estos momento en estado de sequía extrema.

La tierra está agrietada y el polvo se ordena en oscuras nubes que diluyen los rayos del sol y traen recuerdos de la trágica época del Dust Bowl de los años 30, cuando seis años de sequía continuada obligaron a desplazarse a más de tres millones de habitantes de las Grandes Llanuras de EEUU, arruinaron la gran mayoría de los cultivos y multiplicaron los efectos devastadores del crack del 29, inspirando el ambiente de obras maestras del cine y la literatura como Lo que el viento se llevó, dirigida por Victor Fleming basándose en la novela original de Margaret Mitchell, o Las uvas de la ira de John Steimbeck, llevada a la gran pantalla por John Ford. Como en aquellos años aciagos, este invierno los ganaderos se están viendo obligados a vender parte, sino todas, sus cabezas de ganado ante la imposibilidad de alimentarlas de forma natural debido a la falta de pastos.

California está atravesando el periodo más seco desde que se comenzaron a tomar registros en California en el año 1840. Pero algunos expertos van más allá. «Este podría ser el año hidrológico más seco desde hace 500 años», asegura Lynn Ingram, paleclimatóloga de la Universidad de California en Berkeley. De acuerdo con el análisis de los anillos de crecimiento de los árboles -gracias a los cuales se pueden diferenciar los años de carencia y los de abundancia de agua- California no había estado tan seca desde 1580. Según relata el profesor de Historia de la Universidad del Estado de California Ethan J. Kytle en The New York Times, el final de enero «ha sido este año como abril, con los árboles en plena explosión primaveral».

Fuente: El Mundo

4 comentarios:

Melisa N. dijo...

Interesantisimo!

Rodrigo Lastreto dijo...

Necesitamos entender porque el clima está tan "loco"... Lo que está pasando no puede ser algo "normal". Hay muchas causas que lo producen y las consecuencias se ven, día a día, en todo el mundo.

Silvia Vallejo dijo...

No es el clima el loco, somos nosotros/as los que no cuidamos el planeta causantes de estos cambios, esto hay que difundir para que la gente realicé acciones en bien de la naturaleza, ej: Tratar de consumir lo menos posible plásticos, etc. etc.

En EcoCiencia, donde yo trabajo tenemos un programa que se llama "El Clima cambia cambia tú también" es para Manejo adecuado de páramos.

Rodrigo Lastreto dijo...

Por supuesto Silvia, que el hombre con su accionar está modificando el clima del planeta. Por este motivo, desde "Un Mundo en Paz" trato de concientizar a las personas para que cuiden el medio ambiente. Mostrando las bellezas naturales que tiene nuestro planeta Tierra, los problemas que estamos sufriendo y las acciones que podemos tomar para evitarlas. Los felicito por el trabajo que realizan en EcoCiencia y me gustaría conocer un poco más sobre su tarea para poder realizar acciones conjuntas. Un gran saludo!

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